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Crisoles de la mezquita azul

II. Meditación en relación.

II. Meditación en relación.

Ausencias y presencias nos completan en el encuentro de hoy. Cambiamos el entorno, nos sumergimos en la naturaleza, dejamos los trenes, los metros y la gente y comenzamos a bajar una cuesta hacia el contenido que queremos trabajar hoy. El tiempo parece que va a ser nuestro aliado.Tras algunos comentarios optamos por un silencio que nos conecte más con nosotros mismos individualmente. De nuevo, estamos en el preámbulo de una fructífera mañana de otoño que nos gratificará tan sólo con haberla vivido, con haber recorrido de manera consciente el imponente y vistoso Parque del Oeste de Madrid. 

 Estiramientos, toma de conciencia de un cuerpo tantas veces ignorado y abandonado a la dura carga del estrés diario, a las malas posturas, a las emociones mal encajadas que toman un sitio donde alojarse hasta dejar de ser ignoradas para pasar a ser tenidas en cuenta. Meditación sin pretensiones, sólo explorar, intentar, probar o retomar, dejándonos guiar por un sonido tenue que predomina sobre los estridentes que conforman el todo de nuestro paisaje sonoro dentro de una cafetería a la que hos acudido tras notar unas gotas de lluvia. Un rincón íntimo nos acoge para hacer nuestro ejercicio aislándonos del resto del mundo al que nos incorporaremos para  comentar apreciando en nuestra experiencia, la diferencia entre pensamiento y mente, el valor de las emociones, los caminos abiertos durante el camino marcado, los "enganches" positivos y negativos, la compleja sencillez que supone dar un sólo paso, la construcción de la identidad y los cambios. 

Dentro de un ambiente así  cuesta levantarse pedir un vaso de agua. Hay cierto deseo de no salirse. Apetece seguir escuchando. Se aprecia el valor de la escucha, activa y pasivamente. Silencios y palabras aglutinados en un mosaico equilibrado y armónico.Construimos una mañana y le damos valor o tal vez sólo, recogemos de la mañana el valor que tiene compartir las ideas que tenemos acerca del mundo y las cosas que nos impactan ayudándonos a crecer entre coloques, descoloques y recoloques. Hay apertura y participación. Las ideas se expresan dando lugar a otras o generando dudas, huecos, fotogramas sin sentido.

 

Tranquilamente echamos a andar hacia el último tramo del recorrido: El Pollo. Éste es sustituido por croquetas, callos, morcillas, caldito, paté al por mayor y otras delicias que nos hacen tomar contacto con una realidad más habitual, más conocida sin olvidarnos lo vivido. Disfrutándolo con complicidad.Así, podría finalizar el II Encuentro aunque para ser sincera, creo, que todavía no ha terminado...todavía me parece estar oyendo la vibración del cuenco tibetano o el murmullo de las aguas o estar viendo mi gran descubrimiento: los chopos o a las estatuas con sus inscripciones en homenaje a la libertad y el conocimiento del hombre en general, completado con la experiencia de un mayor conocimiento en particular o sentir el tacto y la fuerza de un intenso abrazo lleno de consciencia ,con los ojos cerrados...

 

9 comentarios

Laura -

Desde la ausencia te voy siguiendo..., pero espero que pronto os pueda seguir desde la presencia. Estaré esperando lo que subas del encuentro de mañana.

Gloria -

Hola a todos los meditabundos, con garbanzos o sin ellos :P

Son muchísimas cosas las que me sugirió la jornada que compartimos, no sólo en ese momento, sino después, pero... me cuesta plasmarlas, os digo la verdad, probablemente porque estoy todavía "integrando", como dice Juanjo, jeje.

Siguiendo a Carmenchu, "superando" todo (un todo formado por "insignificancias del día a día a las que a vedes atribuimos más poder del que se merecen) disfrutamos de una jornada de lo más especial.

A ver la próxima!

Un abrazo fuerte a tod@s.

Paloma -

La vamos a liar parda. De raritos...a rrrarrritooos. Arra, arra ...la guitarra...;)

BSS
Paloma

Carmen -

Apuesto por golferío de estreno con guitarra, sin dudarlo (y eso que no me gustan los garbanzos ;D).

Y si el flamenco se pone mu pesao, le sentamos debajo del peral armonizando con los pájaros y nosotras... a la "golfá".

Carmenchu tengo ganas de ver cómo fluyes entre los garbanzos del puchero, las deportivas del footing y el traje de faralaes con el que no dudo acompañarás al flamenco :D)

Juanjo -

Gracias Carmenchu por la propuesta. No hay nada que me apetezca más que un cocidito madrileño al aire libre.
Y lo de la guitarra piénsatelo que los flamencos guitarristas son mu pero que mu pesaos.

Un beso y ya lo hablamos.

Carmenchu -

Entusiasmada esperaba este comentario el domingo-lunes ;)

Cuánta fuerza en vuestros comentarios, ya se ve que fue genial¡¡

Superando las inclemencias, las verborreas, las rigideces, los problemillas de salud...y buscando integrar, empatizar, ir más allá…en contacto con el SELF

...Y yo dándome un palizón de limpiar la casa para acomodar a mis grandes amigos catalanes... (miraba el tiempo y pensaba en vosotros...sonreía cuando salía el sol ).

Hoy hace un día FANTÁSTICO , y me gustaría compartirlo...

¿Para la próxima vez un poquillo, de footing, flamenquillo (Juanjo) y un cocido madrileño en mi tierra ?...¡¡ yo cocino en casa si quieren : )

¡¡Y de paso estrenamos mi nueva azotea (o golfas en catalán )sin acabar pero cubierta de una cálida madera...por si hace mal tiempo de nuevo...O brilla el sol ¡¡

y qué más da ...ya brilla otro clima y ¡¡ da gusto percibirlo : ) D ¡¡¡

Un soleadabrazo

Alejandro -

Hola Vir, Paloma y Carmen (y Gloria y Juanjo)

Repóker de raritos, ja... no si los hijos de Carmen van a terminar teniendo mucha razón, ja..

Que sepáis que os sigo con interés y un punto de envidia por estar perdiéndomelo, pero todo llegará...

Gracias por escribir y compartirlo

Alejandro

Carmen -

La mañana comienza despidiéndome de mis hijos.
-Me voy ¿nos vemos para comer? -digo.
-Vale, comemos contigo -dice él.
-No Miguel, con ella no; con mamá y sus amigos raritos -dice ella.
-¿Por qué "raritos" si no los conoces? -digo yo.
-Mamá: todos tus amigos lo son -sentencia ella.

Con esas palabras aún resonando en mis oídos, meto un cuenco tibetano en la mochila, un libro y me encamino andando al lugar donde hemos quedado.

Voy pensando en quiénes vendrán, qué vamos a hacer, cómo lo haremos y si hay un por qué para esta aventura de fines de semana alternos en la que algunos nos estamos metiendo. ¿Seremos raros? como me comentaron esta mañana en casa. ¿Qué es ser raro?, ¿hacemos cosas raras?

Raro.
1.- Que es poco común o poco frecuente.
2.- Que es extraordinario o que hay muy pocos de su clase.
3.- Se aplica a la persona de carácter o conducta extravagante o poco común.

Pues van a tener razón los adolescentes: somos raros.

Bien, una vez tranquila con el nombre atribuido, voy pensando en mi recorrido por el parque alguna rareza para compartir y sólo se me ocurren cosas de lo + corrientes: respirar conscientemente centrados en el cuerpo y en la entrada y salida de aire; hacer estiramientos forzando un poco nuestros miembros; caminar con cierto ritmo por un espléndido parque en silencio siendo conscientes del paso, del crujido bajo los pies, los olores, los colores, los sonidos y, sobre todo, cada uno de sí mismo.

Parece que todo va bien. Ligera caidilla en una pendiente de una de nosotras, lo que rompe el silencio y hace olvidarse a uno de sí mismo para ocuparse del otro (mi idea era: no pasa nada, se levanta sóla y cada uno sigue en sí mismo; pero sólo era mi idea; se produjo la asistencia rápida de los demás, el aprovechar para el cigarrito, los comentarios,...). Seguimos.

Monumento homenaje a la libertad. Parece un lugar ideal colocarse a los pies de semejante arquetipo. Transitamos del camino de hierba y tierra a un pavimento duro que permite un acomodo (relativo) pero seco. Eso creemos. Empieza a llover y parece que con mala pinta. Tránsito hacia una cafetería aunque alguien, intrigado, pregunta si transitamos sin rumbo o hay un destino fijo. El recorrido hasta el cobijo es interesante: ¿qué buscamos o a quién cuando intentamos transcender a nuestro sí mismo conocido?, ¿buscamos algo que está fuera o dentro de nosotros?, si está dentro ¿no será egoísmo centrarnos sólo en nosotros olvidándonos de los otros? ¿Y si no fuera así?, ¿y si en lo + profundo de nosotros encontramos aquello en lo que todos nos asemejamos y cuánto + hondo profundizo + me encuentro contigo en lo que tú eres, en lo que tú sientes?

Llegamos a un lugar que acaba de abrir sus puertas y en el que encontramos un discreto acomodo en una esquina para "nuestras rarezas". Café, patatas (se van a convertir en una constante de nuestros encuentros) y Cocacola. Y el cuenco tibetano... ¿Era necesario? No. ¿Entonces?... ayuda, su sonido ayuda a centrarse en él y no en el resto de ruidos que acompañan nuestra estancia en la cafetería. Lo de la meditación es una experiencia nueva para la mayoría y hay formas de facilitar el comienzo: un sonido y una atención consciente a la respiración. La disposición de todos no puede ser mejor (cada vez me siento + contenta de haber dado con este conjunto de "raros") y todos lo intentamos, produciéndose en cada uno al menos algún momento de desconexión del pensamiento y encuentro con su mente o, al menos, de no engancharse sin poder salir de algún pensamiento recurrente.

Sabia observación de Paloma sobre tomar distancia de nuestros pensamientos y verlos desde fuera, desde la butaca de un cine con los fotogramas en pantalla: ahí van mis pensamientos. Yo no soy sólo mis pensamientos. Yo no soy sólo ese personaje producto resultante de lo social, lo cultural, lo ideológico,... Puedo desvincularme, si me lo propongo, de eso si no me gusta. Puedo observar en qué me engancho y pensar por qué. Puedo intentar decidir un enganche puntual en algo que me funciona bien y probar a desvincularme; ver qué esfuerzo me supone la desvinculación.

Las intervenciones y los silencios son de lo + interesante. Virginia mantiene un silencio absolutamente consciente. Gloria, parece, elabora pensamientos desde su silencio; se plantea la aplicación de lo que hablamos a sus enganches, obsesiones y dedicaciones absolutas. Parece decidir darse tiempo: no hay que decidir todo sin intervalo de tiempo; se pueden establecer secuencias y centrarse en cada una de ellas en el momento presente sin perder de vista el objetivo. Parece quedarse + tranquila.

Juanjo, Paloma y yo somos la verborrea. Agradezco a Juanjo sus oportunas cuñas centrantes. No sé si no fuera así dónde derivaríamos Paloma y yo.

No soy capaz ni lo pretendo de recoger todo lo que allí se habló, cómo se establecieron las secuencias, cómo se sucedieron las intervenciones, cómo cada uno aplicaba a su propia base experiencial el acertado comentario del otro,... ¡Qué interesante! ¡Qué aprendizaje el mío!

Estoy profundamente agradecida.

Después hubo que sustituir el pollo en vista de la cantidad de gente que había decidido apuntarse al mundo de las ideas y encumbrarse con el animalito. Ahí estuvieron acertados los adolescentes que, al olor del pollo, habían decidido apuntarse a la comida de los "raritos": -¿Y por qué no vamos a que nos dé de comer tu amiga? -dijeron. Y allí fuimos. Y allí comimos como ya ha explicado Paloma, ligerito :D)

Al volver a casa me encuentro con dos chavales que me asaltan al entrar:
-¡Mamá! ¡Esta gente te sigue el rollo! Sólo te faltaba a ti eso. ¿No habréis meditado en algún sitio del barrio?-.

- Siiii...-.

- ¡Mamá! Que en el barrio nos conoce todo el mundo y se van a pensar que somos como tú -dicen indignados.

- No tendréis esa suerte -contesto burlona.


Vir -

Bravo!!

Qué más podría añadir?

Citar una frase de Carmen, que luego pude comprobar, cuando finalizaba la vuelta a casa. Hablábamos de la espiritualidad y la meditación camino de la cafetería, cuando comentó que al encontrar ese yo interior (esencial) somos capaces de percibir el yo interior de los otros, ver más lo que nos hace parecidos que lo que nos diferencia.
Repasando en el tren cómo había transcurrido el día pude comprender que hablábamos de empatía, y que estuvimos practicando toda la mañana.

Un abrazo…

Vir.